sábado, 26 de octubre de 2013

Una historia de autoestima

 

Había una vez un campesino con su asno paseando por el bosque, en eso el asno muy desprevenido tropezó cayendo ambos por la boca de un pozo. El campesino ileso llegó a tierra mientras que el asno lloraba de dolor, entonces el campesino con tal de llegar al fin del sufrimiento del asno, quiso enterrarlo vivo para que muera de una vez por todas y evitar tal sufrimiento. El campesino invito a gran cantidad de gente a que lo ayudara a enterrar al asno, todos aceptaron y con sus palas comenzaron el entierro. Al principio el asno lloraba y lloraba pero se dio cuenta de que si se esforzaba para llegar hasta la boca del pozo conservaría la vida. Acto seguido el asno se sacudió la tierra y comenzó a escalar y de una forma sorprendente llegó a la boca del pozo. Lo que había pasado era que con la tierra que le echaban encima del asno, el asno se sacudía y la tierra se fue acumulando hasta que lo llevó al asno a la punta del pozo formando una montaña de arena que sostenía el peso del asno.


MORALEJA: di siempre yo puedo, yo puedo hacerlo como el asno y nunca seas tan pesimista como el campesino que creyó que no había esperanza.