sábado, 8 de septiembre de 2012

Alicia, Peter Pan, Diógenes y otros síndromes raros

Hay trastornos del comportamiento con rasgos muy definidos, comunes pero que afectan a pocos.

Existen condiciones de salud tan raras, pero tan definidas en sus características, que se convierten en verdaderos síndromes.
Algunos de ellos tienen rasgos que, a simple vista, son curiosos y se salen de lo común, a grado tal que son bautizados con nombres relacionados con personajes e incluso con situaciones conocidas popularmente, y que los describen bien. Eso incrementa su rareza.
Entre ellos se cuentan el síndrome de Peter Pan, que describe a hombres que se niegan a crecer y nunca maduran, y el de Alicia, cuyos afectados perciben los objetos mucho más pequeños o grandes de lo que son. Desde hace siglos, investigadores de todo el mundo se han dado a la tarea de describir estos síndromes poco comunes, que bien podrían servir para alimentar guiones de películas.
Los siguientes son algunos de los más curiosos.

Alicia en el país de las alucinaciones
Las personas que padecen el síndrome de Alicia, que recibe su nombre del famoso cuento de Lewis Carroll, perciben las cosas que las rodean con un tamaño más grande o mucho más pequeño del que en realidad tienen. "Tengo la extraña sensación de que mi cuerpo aumenta de tamaño hasta que ocupa todo mi cuarto". "Siento que vivo en una pesadilla donde todo cambia de forma".
Estas son algunas de las percepciones que caracterizan al Síndrome de Alicia en el País de las Maravillas (SAPM) o micropsia, un trastorno neurológico que altera la percepción del ojo humano y suele afectar sobre todo a los niños y a los adultos proclives a sufrir dolores fuertes de cabeza.
Quienes sufren SAPM no pierden la conciencia durante los ataques del síndrome, cuyos síntomas básicos son las alteraciones en la percepción del tamaño, la forma, la ubicación de los objetos en el espacio, la figura corporal propia y el tiempo transcurrido. A veces, los afectados dejan de percibir los colores y de identificar los rostros ajenos y observan imágenes múltiples.

Obsesión por aislarse y acumular basura
Es la tendencia extrema a recluirse y a acumular de manera compulsiva objetos y, a veces, de animales. Este trastorno del comportamiento es mucho más común en los ancianos y se asocia con la depresión senil.
Está documentado, además, que muchos dictadores han sufrido el síndrome de Diógenes. Hitler, por ejemplo, llegó a amontonar 16.000 libros y casi 4.500 obras de arte. Saddam Hussein, el dictador iraquí, albergaba en su palacio una habitación llena de cuadros con fantasías eróticas en las que abundaban monstruos mitológicos y musculosos y mujeres de senos enormes. Y el recientemente fallecido Kim Jong-il, dictador de Corea del Norte, llegó a acumular más de 20.000 películas y, a pesar del férreo embargo internacional al régimen comunista, tenía copias de todos los partidos del basquetbolista estadounidense Michael Jordan.
Los afectados por el síndrome de Diógenes llegan al extremo de abandonarse totalmente y de aislarse en su hogar, acompañados de grandes cantidades de cosas que ya no necesitan.

¿Eres una o muchas personas?
El síndrome de Fregoli es un raro trastorno en el cual el afectado cree fimermente que personas diferentes se tratan en realidad de una única persona, que cambia de apariencia o que está disfrazada. Es el inverso al denominado síndrome de Capgras, un trastorno de la capacidad de identificación en el que alguien ve la cara de su pareja y piensa que se trata de un impostor. Según investigaciones científicas, todo se trata de una desconexión entre el reconocimiento visual y la memoria afectiva.

Mejor no vayas a París
Este es uno de los más curiosos: se llama Síndrome de París y es una condición exclusiva de los turistas japoneses. Se caracteriza porque los viajeros que lo sufren caen en una depresión profunda mientras están en esa famosas ciudad francesa. De los millones de turistas japoneses que visitan París cada año, se calcula que solo una docena padece este trastorno. Todos ellos tienen que volver a su país lo más pronto posible.
El síndrome de París fue descrito por primera vez por el psiquiatra japonés Hiroaki Ota, quien asegura que se produce por un "profundo shock cultural". Los síntomas físicos son los mismos de una crisis nerviosa.

Los muertos vivientes
El síndrome de Cotard es una rara patología psiquiátrica en la que la persona afectada cree que está muerta, que no existe, que se está pudriendo o que, incluso, ha perdido su sangre y órganos internos. Si el caso es extremo, quien lo sufre puede tener ideas delirantes de inmortalidad.
Este síndrome fue descrito por el neurólogo francés Jules Cotard, en 1880, y también es conocido como delirio de negación o delirio nihilista. Se trata, según los expertos, de una enfermedad mental que se relaciona con la depresión, la esquizofrenia y la hipocondría. Los afectados que creen que sus órganos se han paralizado llegan incluso a tener alucinaciones olfativas que confirman su delirio, por lo que aseguran que les huele a carne podrida, por ejemplo. Quienes sufren del síndrome de Cotard suelen tener pensamientos suicidas.

Correo loco, corre
El síndrome de Amok es un rarísimo trastorno en el que el individuo, tras sufrir una fuerte vergüenza social y pasar por un periodo de depresión y angustia, empieza a correr sin control y sin parar, destrozando todo lo que encuentra a su paso, hasta que logran inmovilizarlo o se suicida. Generalmente, la sociedad aísla a quienes lo sufren, porque son considerados un peligro para el resto de la población.
Su nombre viene de una palabra malaya que significa "atacar y matar con ira ciega" y fue descrito por el psiquiatra estadounidense Joseph Westermeyer, en 1972. Tras el ataque, la persona que sufre el síndrome de Amok queda exhausta y, a veces, con amnesia. Para la OMS, este trastorno implica un "comportamiento asesino o destructor de los demás".

Negarse a crecer
Existe un síndrome que solo afecta a los hombres y se caracteriza por una inmadurez extrema y por problemas sexuales. Se llama síndrome de Peter Pan, fue descrito en 1983 y es un típico trastorno de la modernidad, que los psiquiatras explican así: "Los afectados crecen pero se quedan pensando que siempre serán niños".
Por eso, este síndrome está relacionado con personalidades rebeldes, irresponsables, manipuladoras, narcisistas, caprichosas y extremadamente dependientes. Quienes sufren este trastorno padecen episodios esporádicos de depresión y ansiedad.

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